miércoles, 29 de diciembre de 2010

Ha pasado, nos lo han contado, han cerrado. ¡Hasta siempre, CNN+!



Esta mañana me he enterado de que hoy era el último día en antena de CNN+. Si no fuera porque la noticia fue anunciada hace unas semanas, hubiera pensado que se trataba de una inocentada.

Durante todo el día he sintonizado de vez en cuando el canal, sintiéndo una emoción extraña al ver autopromociones de programas que nunca más volverán a repetirse y al ser testigo de un día histórico, tanto para el periodismo como para una sociedad democrática. Por la tarde he hecho sesión de masoquismo viendo algunas de las despedidas de los presentadores en días anteriores.
 
Esta noche no he querido perderme la última media hora. Lo he pasado mal y he admirado la entereza del presentador al depedirse, así como me ha gustado que parte del equipo apareciera en el plató antes del adiós definitivo, para ir desapareciendo poco a poco. Imagen, quizá, poco original pero, al menos para mí, muy significativa.

La última noticia, el cierre de la propia cadena. He pensado en ese redactor escribiendo su texto, locutándolo. En ese montador editando la pieza, la noticia. ¿Cómo se habrán sentido al hacerlo?

El mercado manda y el mercado impone. Muchos pensarán que es una empresa más afectada por la crisis, por la no rentabilidad, por la deuda acumulada. Puede ser, pero es mucho más. La fusión de Tele 5 con Sogecable está dando ya sus primeros frutos. La telerrealidad (¿la tele-rentabilidad?) no ha dejado ni agonizar a la información, antes de terminar el anuncio de despedida se ha colado la promo de la nueva cadena que se sintonizará en este dial: GH 24. Como poco me parece de muy mal gusto. Hipnotizada sigo con la puta sintonía (no he podido cambiar de canal, literal, lo cual me jode aún más).

Ha pasado, nos lo han contado, han cerrado. ¡Hasta siempre, CNN+!

Foto: eltelevisero.com

miércoles, 15 de diciembre de 2010

De compras


Ayer estuve de compras. Por las fechas en las que estamos navideñas, ¡claro! Saqué tres conclusiones, que paso a enumerar:

   - Hay ciertas prendas en las que debería ser obligarotio que en su etiqueta se especificara qué es: top, minifalda, tapacuellos... Incluso, venir acompañadas de unas instrucciones de uso en donde se explicara cómo ha de acloparse ese trozo de tela a tu cuerpo.
Es curioso cómo algunas prendas se escapan del imaginario colectivo. Las miras y remiras pero no sabes qué son. Echas un vistazo a las perchas de al lado buscando un contexto de armario que las defina, y aún así, ¡nada! No consigues adivinar qué es ni qué parte de tu cuerpo vestiría. Con esa duda en la cabeza continúas con tus quehaceres a golpe de efectivo o de tarjeta. Menos mal que igual que vino, esa curiosidad se va.
En realidad, esta conclusión no la saqué ayer, es algo que me ronda en la cabeza (como a muchos) desde que compro ropa sin que me acompañe un adulto, y ya hace tiempo.

   - Cierto calzado debería estar prohibido para los niños, más bien para las niñas.
¿Cómo puede ser que existan unas botas del número 28 con una cuña (alza, o en definitiva tacón) de unos tres centímetros? ¿Y qué decir de unas botas con una caña hasta las rodillas? Ambos modelos me parecen impropios para una niña, ¿sabrán/podrán andar/moverse de forma natural con ese tipo de calzado? La única explicación que se me ocurre, además de la de copiar sistemáticamente modelos de ropa/calzado de adultos para que los niños parezcan adultitos, es contrarrestar la movilidad de las pequeñas. ¿Una medida más de estos padres súperprotectores que tanto se llevan ahora?

   - Prohibir los sujetadores (¡sí, sujetadores!) para niñas menores de doce años.
Perpleja me quedé cuando mi hermana me señaló sorprendida un sujetador en el que el cartel que le acompañaba indicaba 'A partir de 7 años' y que tenía copa con refuerzo...
Señores diseñadores y fabricantes de ropa, ¿de verdad es esto necesario? Padres que los compran, creo que nunca les entenderé.

Espero que no llegue el día en el que paseando por la sección de niños (o quizá decir de niñas) nos encontremos algo que no sepamos qué es o en dónde se pone. ¿Se imaginan? Lamentablemente, yo sí.

Foto: Tec.nologia.com

martes, 14 de diciembre de 2010

Sonrojada en Flickr


Desempolvar la cuenta de Flickr, esa que te hiciste para poder comentar las fotos de uno de los megaviajes de tu prima, para subir cuatro fotillos tuyas es un poco deprimente cuando de tus cuatro contactos dos son fotógrafos profesionales.

Más que recomendable pasarse por sus galerías abiertas: la de mi prima (y sus súperfotos de sus megaviajes) y la de una compañera de clase que ya lleva una temporada en China (podéis seguir su aventura también en este blog).

Por supuesto a mis otros dos contactos ,lectoras asiduas de este blog, no las mensprecio (aunque una de ellas no tenga colgada ninguna de sus estupendas fotografías), ¡por si quedaba alguna duda!

Como imagen de apoyo, una de mis fotos que más me gusta (a pesar del cabezón en primer plano, pero es que ya se me ha hecho un poco tarde para corregirla), que he de reconocer que no es más que fruto de una casualidad.

Foto: Algarada de la Veracruz, Maderuelo medieval 2010 (Segovia). M. San Felipe

viernes, 3 de diciembre de 2010

De buena mañana, ventana congelada

Me levanto de buena mañana, antes de lo que acostumbro cuando trabajo desde casa. A oscuras cojo la ropa de estar por casa, no es plan de despertar a estas horas a quien está de vacaciones. Me desperezo, me cambio, recojo un poco el salón y voy directa a abrir la ventana para que la casa se ventile (con abrir una ventana mi casa se ventila prácticamente entera) y, ¡no puedo abrirla!

Hago fuerza, ¡nada! Como está un poco más alta de lo normal tengo que repartir mis fuerzas entre ponerme de puntillas, estirar los brazos e intentar deslizar la ventana. Tampoco consigo nada. La nieve que cayó anoche se ha congelado y no deja que ésta se abra. Mientras desayuno dejo abierta la contraventana para ver si el calor hogareño hace mella en el ventisquero que se ha formado en la ventana. ¡Ilusa! Pues claro que no, cuando acabo la taza de Nescafé con cereales sigue sin poder abrirse.

No me gusta empezar a trabajar sin ventilar, así que lo intento con el ventanuco de la cocina. Para abrirlo tengo que hacer casi una pirueta mortal: acompañar un salto, entre el fregadero y el cubo de basura, con alargar el brazo y con un movimiento de muñeca que agarre el picaporte de la ventana al vuelo, que cede y abre la ventana mientras mis pies vuelven a tocar el suelo (sí, sería más fácil subirme a la encimera, pero hacer esto es mucho más divertido). Si el ventanuco también se ha congelado, tras la pirueta puedo quedarme con el picaporte en la mano, joderme la muñeca y/o pegarme un gran ostión entre el fregadero y el cubo de basura (una manera y un lugar muy glamurosos para esnucarse). No pasa nada de esto, en el ventanuco no hay ventisquero congelado que valga, puedo abrirlo.

Hale, aunque sea a medias (por aquello de que el ventanuco es más pequeño que la ventana) ya tengo mi entrada de aire puro y fresco, muy fresco, para empezar la mañana. 

¡Cuidadín con estos hielos a quienes tengáis que moveros estos días de acueducto! ¡Que tengáis un buen súpermegapuente!

**Actualización: nada más clickear en 'Publicar entrada' se levanta quien está de vacaciones, con los ojos entrecerrados se acerca a la ventana a ver los estragos de la nevada de anoche, casi nada con lo que se preveía. Le comento que no se puede abrir la ventana. La abre.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

"M. San Felipe se ha cobrado otra víctima"

Mi último post acabó como los de Blanca, y este empieza como lo hace ella (copiando, limpiando y pegando una publicación de una red social).

Casualidades de mi trabajo, en los tres años que llevo haciendo llamadas profesionales para la misma empresa, a mí, y sólo a mí (a ninguna de mis compañeras), varias veces me han contestado: 'Perdona, pero Fulanit@ ya no trabaja aquí'.

Sin asociar estos (supuestos) despidos a la crisis, en mi círculo laboral se comenta que debo tener un poder de despido a distancia o telefónico.

Se ríen, no del despido, sino de mí (¡que los despidos no son para reírse!). Y yo, agacho la cabeza, como si de verdad tuviera la culpa de que esas personas a las que llamo ya no estén en el puesto de trabajo en el que las reclamo.

Y como dice la publicación de Facebook que acompaña al texto, sí, hoy me he cobrado otra víctima.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Segundo aniversario


La madrugada del 4 al 5 de noviembre de 2008, mientras veía en la televisión el recuento de votos de las elecciones presidenciales de EE.UU., me decidí a escribir mi primer post. Con él nació Sin saber nada.

Mi idea era hablar, escribir, opinar, sobre todo y sobre nada. Sobre temas serios, de los que no sé nada (y no es que de los que escriba sepa demasiado). El caso es que dos años después, y 63 post más tarde, sí, he escrito de lo que me propuse, de todo y de nada, pero sin seguir la que era mi idea inicial. Vamos, que aquí casi no hay política, ya ni te cuento de economía, y aparecen pocos problemas sociales. Aún así estoy contenta, ¡no es fácil mantener un blog dos años! Aunque tampoco difícil, siempre hay algo sobre lo que escribir, aunque haya épocas que las ganas o la imaginación no permitan rellenar líneas.

Una de las cosas que más me gustan de estos dos años es la relación blogger que hemos establecido unas cuantas compañeras de clase que, en realidad, nos hemos ido conociendo, en mucho casos, leyéndonos. Con lobbys o sin lobbys para publicar una nueva entrada, no miento si digo que ellas y sus blogs me han dado aliento para seguir publicando, y que entre los mejores ratos que estoy delante del ordenador están los que paso leyendo sus entradas. Quienes siguen este blog ya pueden imaginar de quienes hablo, pero no puedo acabar el párrafo sin nombrarlas (y enlazarlas, por supuesto), por marcar un orden, os enumero por las últimas actualizaciones: Blanca, Laura, Ruth, Irene, La mujer del médico y Patricia Vera.

Tampoco se me puede pasar por alto una de mis incondicionales, mi hermana Elena, que junto con mi padre, tambiñen incondicional (sobre todo en invierno) me suelen recordar que 'hace tiempo que no pasa nada en Sin saber nada'. Sin duda, amor de familia, pero que a mí me hace mucha ilusión.

Sé de algunos que se pasan por aquí de vez en cuando, y que cuando me lo dicen una sonrisa de sorpresa y alegría se dibuja en mi cara (incluso diría que me sonrojo). Algunos caerán por aquí de casualidad y otros ni siquiera pasarán. ¡Ahí lo bonito del mundo blog!

Joé, ni que hubiera escrito un libro y me lo fueran a publicar, pero es que hoy, no sé muy bien por qué, me hace especialmente ilusión que este blog haya cumplido dos años. Y espero que sean muchos más.

Homenajeando el final de los post de mi amiga-compañera de trabajo-socia: ¿nos vemos el año que viene el 5 de noviembre?

Foto: B'ahava

martes, 2 de noviembre de 2010

Las campanas


En los pueblos aún se sigue usando un lenguaje no verbal (en realidad este término no sé si puede trasladarse a una comunicación que no sea personal), que aunque de origen religioso los no creyentes conocemos e interpretamos. Es el de las campanas de la iglesia. Y digo en los pueblos, porque la contaminación acústica es menor que en las ciudades y las campanas se oyen desde cualquier lugar del núcleo rural (de ahí la altitud de los campanarios).

Las campanas de la iglesia tocan a diario, si es que a diario hay misa (ya se sabe que el número de curas decrece rápidamente en nuestro país -lo cual no es de extrañar- y en muchos pueblos los devotos practicantes han de contentarse con una misa al tercer día o, a dios gracias, si pueden escucharla el domingo). Las campanas informan de que en media hora tendrá lugar la eucaristía: primero las primeras, después las segundas y, el último aviso, el de las terceras (si no recuerdo mal). Al tocar estas, si te encuentras en las inmediaciones de la iglesia, puedes ver cómo los feligreses aceleran su paso para entrar en el templo.

Cuando era pequeña fui monaguilla, y me encantaba subir al campanario a tocar las campanas. En realidad nunca supe tocarlas, y siempre me marcaban el tono: las primeras eran más lentas, las segundas algo más rápidas y en las terceras el ritmo se aceleraba aún más. Más tarde la tecnología también llegó a ellas, las mecanizaron y, desde la sacristía, apretando un botón las activabas. ¡No era lo mismo!

También tocaba las campanas en verano cuando pasaba temporadas con mi abuela (la del otro pueblo). Ella se encargaba de tocarlas a diario a mediodía (no sé que significaba este repique, pero su sentido tenía, ¿el Angelus?), y el mecanismo aunque parecido era diferente. El campanario de esta iglesia era mucho más alto y para tocarlas no hacía falta subir hasta arriba, bastaba con abrir la pequeña puerta de debajo del coro y tirar de las sogas que pendían y caían desde las campanas.

Cuando a diario suenan las campanas no me dicen nada. Ya no me entero de si tocan las primeras, las segundas o las terceras. Eso sí, las presto atención cuando voy a ir a ver a mi abuela y me advierten de que, posiblemente, se esté preparando para ir a misa.

Cuando alguien fallece en el pueblo las campanas también suenan. Este sonido, sin embargo, sí me dice algo, me estremece, me pone en alerta. Es un sonido lento y prolongado. Triste. Un sonido que conmueve.

Al contrario, los días de fiesta las campanas replican alegremente, voltean sobre sí mismas animando aún más el ambiente. Suelen anunciar la salida o la entrada del santo venerado en esa fecha, el inicio de la procesión o el final de esta. Emiten un sonido que alegra, que hace sonreír y, que por si se te había olvidado, te recuerda que es fiesta. ¡Me gusta!

Curioso, el lenguaje de las campanas.

Foto: Campanario de Fuentepiñel (Segovia). M. San Felipe

jueves, 28 de octubre de 2010

Colorear con hilos


Sí, tras varios días dando el coñazo, por fin me he comprado un feo Petit Point. La idea no es hacerme una experta en esta técnica de bordado, ni llenar las paredes con los cuadros que vaya haciendo (empezando porque me parecen horribles).

Todo viene porque soy incapaz de ver la tele sin tener nada en las manos (una revista, un libro, la consola, unos sudokus, unos calcetines que doblar...), algo en lo que se empeñó mi madre cuando mis hermanas y yo éramos pequeñas y lo consiguió (la verdad que se lo agradezco). Hay a gente que le cuesta entenderlo, pero es así.

Por las noches, cuando me siento un rato en el sofá relleno cuadrículas con números o intercalo párrafos escritos con conversaciones televisadas. Pero esta semana me han entrado unas ganas terribles de buscarme otro entretenimiento y me he acordado de esas telas que me recuerdan a los libros de colorear (pero ya con colores), pero que has de rellenar con la ayuda de una aguja y con hilos. Por supuesto esta fue una de las ideas de mi madre para que no prestáramos al cien por cien nuestra atención en el televisor.

Ayer, cuando llegué a casa me recorrí los bazares del pueblo en busca de estas bolsitas que vienen con la tela dibujada y coloreada, sus hilos y su aguja. ¡Nada! Tendría que esperar a esta mañana para ir a la mercería (aquí cierran casi todo los miércoles por la tarde). Así que esta mañana, que trabajaba desde casa, en un descanso he bajado a la calle y, tras recorrerme cuatro establecimientos (debe ser que ya no se estilan. He ido hasta el kiosko...), lo encontré en la tienda que era mi última oportunidad de hoy. ¡Qué alegría! Más aún cuando la chica me ha dicho que hacía tiempo que no tenían y cuando me doy la vuelta para irme veo dos colgados en un panel expositor: un conjunto de rosas muy feas y un Pato Donald. ¡Esto es lo que quiero!, le digo a la chica (que seguramente se haya sorprendido por mi alegría). He debido poner una cara rara ante los dibujos que se me presentaba, porque como lamentándose, la mercera me ha dicho que era lo único que tenía. Tampoco es que me imaginara algo más bonito que lo que tenía ante mis ojos, pero debe ser que me he sorprendido. Al final he elegido el Pato.

Feo o más feo, aquí tengo mi paquete de Petit Point, listo para estrenarlo esta noche.

¡Bien, hoy colorearé con hilos!

Foto: Tadega

viernes, 22 de octubre de 2010

Agua


Suena el despertador, son las siete menos cinco, como todas las mañanas lo retrasas hasta las siete. Cuando suena de nuevo, y definitivamente, para avisar que el día comienza, te preguntas cómo es posible que en cinco minutos pueda llegar a tenerse un sueño tan profundo.

Primer movimiento, al baño. Parece que la cadena suena rara. Ahora a lavarse. El hilo de agua que sale del grifo a penas te moja las manos para asearte. ¡Joder, yo así no soy persona!, piensas cabreado mientras vuelves a la habitación para vestirte.

Tras apurar la taza de café la dejas en el fregadero, abres el grifo para llenarla de agua para que luego se friegue mejor. Lo haces sin mirar, hasta que un desagradable ruido de cañerías fija tus ojos en el grifo, como si éste fuera a decirte algo, aunque ya te lo dices tú, ¡no hay agua! Tampoco te podrás lavar los dientes, ni las manos, ni volver a tirar de la cadena., ni llenar la botella que te gusta llevar en el bolso.

Así que te vas a trabajar con las legañas pegadas a los ojos, las manos sucias, sin poder tirar de la cadena, dejando resecar los posos de café en el fregadero y sin botellita de agua. Te vas enfadado.

Más tarde te preguntas, ¿es esto escasez de agua?

Foto: Aqua


**Blog Action Day, una semana después...

miércoles, 13 de octubre de 2010

De nuevo, sequía


Llevo mes y medio sin actualizar el blog, me avergüenzo y me da rabia. Todos los días pienso, ¡hoy, escribo! Y nada.

Se me ocurren mil temas, los argumento en mi cabeza mientras subo las escaleras del metro, mientras bajo la cuesta que llega a la oficina, mientras me acurruco en el asiento del autobús o mientras me preparo la comida del día siguiente, pero al final, ¡mes y medio sin teclear una nueva entrada!

Que si las primarias de Madrid, que si mis vacaciones, que si el encuentro de primos de la semana pasada, que si qué gran mundo el de los blogs de moda (quien me conoce sabe que no es porque este tema me interese personalmente), que si el aniversario de un gran periódico digital, que si el rescate de los 33 mineros chilenos atrapados en las entrañas de Los Andes (hecho que me tiene alucinada, ¡porque la realidad sí supera a la ficción! En el momento en el que escribo ya están en la superficie 19), que si la huelga general, que si una nueva imputación a Camps en la Trama Gurtel, que si la vuelta a la rutina, que si qué rabia no saber más inglés... ¡En fin! Un sinfín de temas que nunca llego a plasmar.

Es cierto que este 2010 no ha sido tan florido en posts como lo fue el 2009. ¿Crecerán las entradas lo que queda de año? De momento, como ya hice el 23 de diciembre del año pasado, pongo la foto de sequía.

Blanca, esto no
cuenta como compartir mi ignoracia

Foto: INTELVID

lunes, 30 de agosto de 2010

Planes


**Este post tiene fecha del jueves pasado (26 de agosto).

Según los planes establecidos hace dos semanas, hoy tendría que estar torrándome con mi prima en una playa almeriense, bajo ese sol que también torra a los invernadores de la zona.

Según los planes establecidos hace una semana, ayer tendría que haber cogido con mi prima un autobús a las tres de la tarde con destino a Almería. Llegar allí sobre las diez de la noche, en donde nos habría recogido nuestra amiga La Agrónoma.

Según los planes establecidos hace dos semanas, desde ayer hasta el domingo, mi prima y yo estaríamos en casa de nuestra amiga La Agrónoma después de llevar más de un año viviendo allí.

Pero los planes establecidos a veces se estropean. Tendemos a pensar que los planes, cuando no salen, es porque algo malo ha ocurrido. Esta vez no ha sido así. Nuestra visita a tierras almerienses se establecerá con otros planes y otros días.

Foto: Playa de los Genoveses (Cabo de Gata). María Teresa García Arenas

martes, 10 de agosto de 2010

Un poco de Lindo en verano

El trabajo que estoy haciendo estos últimos días deja parte de mi ordenador inutilizado durante unos minutos. El tiempo justo para no poder avanzar en otra cosa y el suficiente para poder ponerme al día en la lectura de las páginas webs y blogs que más me gustan (o para escribir un post como este).

La página que más he frecuentado ha sido la de Elvira Lindo, que por Facebook me enteré que la estrenaban cuando empezaba este trabajo. En ella hay una recopilación de algunos de sus artículos, cuyas líneas me han entretenido en estos ratos muertos laborales. ¡Lo bien que me lo he pasado!

No es la primera vez que la Lindo me acompaña en días estivales, sus Tintos ya lo hicieron otros veranos. A quien tenga un poco de sentido del humor, ¡se los recomiendo! Los Tintos y la nueva web.

lunes, 9 de agosto de 2010

Reencuentro

El verano también es una época de reencuentros. Esta mañana una llamada inesperada me propuesto uno: cena para tres mañana. ¡Genial!

Y es que quedar y juntarse es cada vez más difícil. Por frases como esta es por las que mi prima La Mallorquina me dice que este blog a veces parece que lo escribe una viejuna, ¡pero es que es verdad!

Casualidades de la vida hacen que dos de mis mejores amigas (a las que veo mucho menos de lo que me gustaría) se afinquen en Madrid, justo ahora que yo me despego de la gran urbe. Aunque en ella nos juntaremos mañana a contarnos las cosas que en meses no nos hemos contado, a reírnos de las anécdotas mil y una veces recordadas y a pasar nuestra primera noche juntas bajo el calor de la capital.

La gran ciudad no ha sido hasta hoy nuestro punto de reencuentro, quizá lo sea a partir de ahora.

martes, 27 de julio de 2010

Mañanas de verano


Me gustan las mañanas de verano. Sus despertares con la ventana abierta por la que se cuelan en la habitación los tonos anaranjados del amanecer y los primeros trinos de los pájaros. Depertarse con la luz del día mientras la brisa de la madrugada también se adentra por la ventana. Los colores van apareciendo, pero aún no han encontrado su plenitud.

No nos vamos a engañar, levantarse cuesta sea verano o invierno, pero en las mañanas estivales cuesta menos.

No sé por qué, pero recuerdo un madrugón de verano en especial, cuando aún levantarse pronto no era una obligación. Posiblemente fuera agosto, mes que de pequeña pasaba en el pueblo de mi abuela, y tendría poco más de diez años. Mi abuela se levantaba temprano, el calor le venía mal, y para empezar el día salía a pasear con la fresca. Lo hacía siempre con alguna vecina, alguna amiga. Ese día me apeteció salir con ellas, ver cómo depertaba el mundo sin necesidad. Recuerdo el paseo entre los campos amarillos a medio segar, con el sol coloreando ya el cielo y el horizonte, pero sin dar el calor de una mañana castellana de agosto.

Recuerdo esa mañana como una mañana muy aprovechada, aunque la única imagen que me viene a la mente de lo que hice aquel día es la de mis partituras de piano sobre el armonio del abuelo Tomás. ¡Yo haciendo mis deberes de piano!, algo que odiaba y que ahora me arrepiento de haberlo odiado.

No sé por qué, pero recuerdo ese madrugón veraniego muchas mañanas de verano en las que me levanto temprano. Quizá fue ese día cuando me empezaron a gustar las mañanas de verano, ¡tanto como para hacer mis deberes de piano!

Foto: Los cambios que da la vida (+18)

miércoles, 21 de julio de 2010

Sonrío

Igual que hay días malos, hay días buenos.

A mí hoy no me ha pasado directamente ni nada bueno, ni nada malo (al menos de momento), pero esta mañana, de repente y sin previo aviso, me han llegado buenas noticias de gente cercana a mí, a la que aprecio y a la que quiero. Y eso me ha alegrado el día.

¡Sonrío!

Fotos: estaestuobra.es

lunes, 21 de junio de 2010

Como una montaña rusa


Las semanas suelen presentarse como una montaña. Los primeros días has de ascender la pendiente que bajarás en los últimos. Según se dibuje el fin de semana, este se asemejará a una llanura, a un valle o a una cuesta abajo aún mayor.

Algunas semanas se perfilan más escarpadas. Algunas incluso se parecen a una montaña rusa, llenas de ascensos y de descensos; de metas por alcanzar, de objetivos marcados, de logros por conseguir... En estas semanas el vértigo está muy presente

Antes o después, para bien o para mal, los desniveles acaban convirtiéndose en llanuras, que es a donde nos llevan las cuestas, al llano.

Las pendientes que se nos presentan nos hacen crecer, nos hacen fuertes y pacientes. Las etapas que pasamos en una semana son pequeñas muestras temporales de que todo pasa. Estas se hacen más difíciles o más llevaderas según con quien las compartas. Las sonrisas, los apoyos y las llamadas son de gran ayuda en nuestros ascensos y descensos cotidianos.

Cuando una semana-montaña rusa acaba se agradece, y aunque extraño, también puede echarse de menos.

Foto: montaña rusa de Tokyo. Roberto Marquino

jueves, 10 de junio de 2010

De Feria


- María, qué rara te veo de rosa.- Me dijo Irene mientras me recolocaban la antena
parabólica
.
- ¿Sólo por el rosa?- Le contesté mirándome de arriba abajo.

Y ahí estaba yo, enfundada en un traje de gitana, ¡ceñido!, rosa con lunares marrones, enorme pendientes, volantes en el bajo, alguna talla más de pecho, alza en los zapatos, maquillaje y una flor plantada encima de la cabeza.

Cuándo decidí ir este año a la Feria de Córdoba, Blanca me preguntó a modo de aviso:
- ¿Sabes que tendrás que vestirte de gitana...?
- Voy dispuesta a todo-, contesté sonriente.

Al salir de Madrid, en el maletero del coche de nuestro anfitrión, encima del equipaje, ya había colocados dos vestidos de volantes. Y es que mis compañeras de baile algo de andaluzas tienen: una de sangre y otra de adopción. Mi vestido, por supuesto prestado y aún por determinar, me esperaba en la ciudad de la mezquita. En mi mochila sólo había unas alpargatas de esparto como parte de la indumentaria para la feria. Al final no cumplieron su misión, aunque son bien cómodas y fresquitas para estar por casa.

Llegamos a Córdoba tras la obligada parada en Despeñaperros con foto en el mirador. Nada más cruzar el umbral de la puerta de Los González me sentí como en casa. Después de comer llegó el momento de vestirnos; aunque antes tendría que probarme algunos vestidos de las Hermanas González (a las cuales agradezco, y mucho, su amabilidad). El azul no me vale. El clarito dicen que me queda muy suelto. El rosa parece el más adecuado, ¡eso sí!, con algunos arreglos. Nada que no puedan hacer unas manos expertas a la máquina de coser, las de nuestra anfitriona, y tres sujetadores...

Vestidos por aquí, zapatos cómodos por allá, que si una un moño, que si otra el pelo suelto, la de más allá una coleta, cosidos de última hora, cierres de atadillo, volantes, pendientes largos y, para terminar, un poco de colorete. ¡Ah! Y nos queda la flor (o la parabólica). Ayuda, consejos y sugerencias no faltaban por parte de una experta, nuestra anfitriona. Mientras, el hijo, nuestro anfitrión, ya se estaba ganando el cielo (aunque fuera en la terraza de una cafetería), y eso que no llevábamos allí ni medio día.

Por cierto, ¡qué descubrimiento el rebujito y el pale cream!

Foto: Yo, M. San Felipe. Blanca

*No puedo terminar este post sin agradecer el buen acogimiento que nos dieron Los González y el entorno cordobés de nuestro anfitrión
**Elena, por fin ha llegado el post...

***Blanca, espero que te haga ilusión la foto publicada ;-)

sábado, 22 de mayo de 2010

Noche de tenis


Nunca se me había pasado por la cabeza ver un espectáculo deportivo desde un palco. Pero ahí estaba yo el viernes pasado, en primera línea de pista en La Caja Mágica, viendo mi primer partido de tenis en el Masters Series de Madrid, dispuesta a disfrutar del encuentro entre el número uno del mundo del deporte de la pelotita amarilla contra un letón llamado Gulbis.

El jueves por la noche mi tío nos propuso el plan a mi churri y a mí: '¿Os apetece ir mañana a ver un partido de tenis? Tengo invitaciones y de las buenas'. Genial, algo nuevo y diferente, para allá que vamos. Mi churri me informa que son los cuartos de final del Open de Madrid. La mañana del viernes investigo desde la oficina a quién voy a ver. Tras rastrear la web oficial del torneo (que lo mejor que tiene es la música y la quito nada más que empieza a sonar) y abrir mil pestañas del navegador, encuentro los horarios y partidos del día. Yo voy al de las ocho de la tarde, pero parece que hay dos a la misma hora. En uno juega Federer, con suerte para ése son las invitaciones... Sí, a caballo regalado no le mires el diente, pero por preferir. A la cita también se suma mi primo, así que le pregunto que si sabe algo. Me confirma lo de Federer, porque no sabe que hay otro partido, y lo del palco, él ya estuvo la noche del miércoles. ¡Uy, pues la noche va a ser más curiosa que ver un partido de tenis por primera vez! ¿Habrá que llevar mantón de manila para colgar, como a los toros?

Tras un atasco del quince, mal aparcar encima de una rotonda en barbecho, y atravesar corriendo el parking VIP, llegamos a la Caja Mágica (que por supuesto nada tiene que ver con la de la Campus Party Europa, lo de los bocadillos ya no lo sé...) y nos plantamos en la Entrada VIP. Es inevitable no darte cuenta de esto, una gran pancarta te informa de ello sobre la línea de seguratas. No entendí muy bien esto, ya que las dos entradas (la VIP y la no-VIP) están incomunicadas si no es por el interior del recinto, a no ser que quieras cruzar el Estanque de las tormentas de la China. Supongo que se trataba de un megacartel informativo para gente poco acostumbrada a tales menesteres, como yo, por si te hace ilusión. A mí me pareció una gilipollez. ¡Les sobraría tela!

Las invitaciones nos las traía en mano quien nos invitaba. Tras él para no perdernos y entrar puntuales al partido, nos acompañó a nuestros asientos. Yo, la más lenta del grupo, corría entre la gente sin perder de vista a quienes perseguía, la acreditación de nuestro anfitrión nos abría el camino. A pesar de que intentaba no quitar ojo a mis acompañantes para no perderme, no pude evitar fijarme en el mercadillo que había montado a la entrada del bajo graderío, con puestos de marcas tan adsequibles como Rólex, u otro en el que podías degustar una ostra a un euro.

Empezamos a subir las escaleras y se dibuja ante mí la pista de tenis. Giro la cabeza y a la primera persona que veo es a Sara Carbonero (sí la periodista deportiva de moda, ¿por su profesionalidad...?), instintivamente busco a su lado a Íker Casillas, y sí, sí está. Mira, si me aburre esto del tenis por lo menos me puedo recrear un rato.

Tras el sofocón de tener a Casillas a cinco metros de mí, alucino con el sitio desde el que vamos a ver el partido, una hilera de geranios me separa del terreno de juego. Poco a poco los asientos se van llenando y hasta donde me alcanza la vista veo un montón de caras conocidas. La verdad es que no soy de esas personas que se emocionan demasiado al ver a famosos, aunque no puedo negar que como mortal me hace gracia. Así que mientras salen los tenistas observo a los personajes que tengo a mi alrededor.

Empieza el partido y una, que no está acostumbrada a ver deporte en directo, echa de menos las repeticiones. Me llama la atención el silencio que hay durante el juego, pero también la incompetencia de las recogepelotas. Observo que tienen un protocolo de actuación, pero que no acaban de hacerlo bien. Supongo que los de la agencia de modelos se lo han explicado con poco tiempo... A mi lado se coloca la que, además de recoger pelotas, ha de dar la toalla al tenista que juega en ese lado de la red. ¡Pobre! La desborda tener que recoger la bola amarilla y entregar la toalla al jugador. Noto que ambos tenistas se impacientan con la poca maña de las modelos. Ellas tampoco parecen estar muy cómodas, no sé si tendrá algo que ver uniforme lila de falda corta y medias tupidas que les han puesto. Más suerte tendrán los del partido de después (al final no había dos encuentros a la misma hora), Ferrer y Murray, a quienes les apoyarán en el partido unos niños bastante más espabilados y entrenados, supongo que pertenecen alguna escuela de tenis. ¿Por qué usar maniquís si no saben hacer su trabajo? ¡A la niña que en el segundo partido tenía que dar la toalla y recoger las pelotas le sobraba tiempo!

Y así se pasó una noche diferente, en primera fila del graderío, entre el famoseo y los negocios de los palcos de al lado. Con todas las ganas me quedé de colgar un mantón por encima de los geranios. Es que no sé cuándo voy a volver a ver los toros desde la barrera.

Foto: Detalle de los geranios que adornaban la pista. M. San Felipe

jueves, 6 de mayo de 2010

¿Fin de semana?


Sí, por fin parece que voy a poder disfrutar de un fin de semana C-O-M-P-L-E-T-O. Cuando digo completo me refiero a: su viernes por la tarde, a su sábado y a su domingo.

El calendario dice que abril ya ha pasado, aunque arrastra un mayo parecido, que no significa malo, sino más bien lo contrario. Aunque pueda no parecerlo, me gustaría seguir diciendo que estoy jodida pero contenta. Pero los días pesan, y los párpados, los músculos y las neuronas también. Tras un mes imprevisible, sin sábados, ni domingos, ni fiestas de guardar, llega mi fin de semana libre, ¡nuestro fin de semana libre! Y se presenta bien.

Para empezar, tarde-noche de viernes de concierto. El Lichis y Fito podrán disfrutar de mis gallos en la que, según informa el tiempo, será una fría noche primaveral en la capital segoviana. El sábado, ¡mañana en casita con los padres y hermana! Me gustaría que fuera con hermanas, pero este fin de semana va a ser que no. A la comida, le seguirá un café en buena compañía y con buena conversación. Para terminar la tarde, cañas de romería, parrillada con amigos y, seguro que, algún que otro bailoteo. El domingo, tranquilidad (¡espero que sin resaca!). Comida en casa, con su sobremesa indispensable, y por la tarde casi vuelta a la normalidad.

Dos días y medio por delante para aprovechar y disfrutar.

¿Fin de semana? Sí, fin de semana.

Foto: PotajedeBerros.com

lunes, 19 de abril de 2010

Bocadillo


- Uno de bacon con extra de queso y uno de chorizo, con extra de queso también. Una Coca-Cola y una botella de agua.

Día 2 en la Campus Party Europa. Tras una mañana de trabajo y un paseo de curioseo por las instalaciones y entre los cacharritos presentes en tal encuentro, decidimos comer en el chiringuito que hay al aire libre para los asistentes al congreso. Una comida rápida para llegar pronto a la oficina y aprovechar lo que queda de tarde laboral de viernes (una aprovechará más que otra).

- Espérame en una mesa, que esto tiene pinta de ir para largo.

La camarera muy mona y con muy buen inglés, ¡pero ni idea de trabajar tras una barra! A esto se suma una cafetera nada práctica para atender a la clientela. No puede con los cinco cafés largos que pide el grupo de lituanos que va delante de mí y se rompe. Tras un cambio de cafetera, por otra igual tipo camping, un follón con los cafés de los lituanos, gente desesperada por la lentitud de la camarera, llega mi pedido: dos bocatas, uno de bacon y otro de chorizo, con extra de queso, una Coca-Cola y una botella de agua.

-Aquí tiene. ¿Me puede dar ticket?

¡Menudo sablazo! Doce euros y pico. A pesar de que ya tenía hecha las cuenta en la cabeza por las tablas de precios que hay en la barra, no dejo de sorprenderme del dinero que me ha costado la comida. No son muy grandes para lo que cuestan, pienso toqueteando los bocadillos empaquetados, y el pan muy reciente no parece.

- ¡Ya estoy aquí! ¡Qué aproveche!

Llega el momento de sacar mi bocadillo de su papel. De averiguar el por qué de su elevado precio, ¡quizá el bacon sea de ibérico! ¿No? Por este tamaño y ese precio… ¡Pues no! El bocadillo es una mierda de bocadillo. El pan, ¡el pan es chicle! Las lonchas de bacon no sobresalen por ningún lado, como suele suceder con este tipo de bocatas. Lo abro y… ¿¡Por esto hemos pagado 5,20 euros!? Quizá el precio no llegue a ser europeo, espero que el contenido del bocadillo tampoco. Por cierto, no fue el mejor bocadillo que he probado.

Señores organizadores, supongo que se quedarán a gusto sabiendo que la empresa que se llevó la concesión del chiringuito de la Campus Party Europa ha hecho su agosto estafando a los campuseros y al resto de asistentes. Por cierto, sepan que con los de chorizo venían 5 lonchas, por si alguien les presenta un número mayor en otro proyecto, quizá no les sea tan rentable...

¡Me alegro de no haber probado el café!

Foto: imagen real del susodicho bocadillo. M. San Felipe

lunes, 22 de marzo de 2010

La columna


Los domingos acostumbro a comprar el periódico. Con el papel bajo el brazo, casi haciendo malabares con la de suplementos varios y publicidades varias que trae, llego a casa y, con detenimiento, observo la contraportada. Primero me intereso por el protagonista de Karmentxu Marín y leo su perfil, más tarde leeré la entrevista completa, lo que toca ahora es disfrutar de Manuel Vicent, de su columna, de La columna.

Cada domingo disfruto con la lectura de esta columna de la contraportada. Casi siempre me sabe a poco, no porque el autor deje argumentos a medias, sino por egoísmo lector. Casi siempre acabo de leer estas líneas dominicales con una sonrisa, ya sea de afinidad, asentimiento o de atontamiento reflexivo. Casi siempre me gusta La columna.

La de ayer, para guardar la línea, me gustó. Sin leer el título (saltarme la letra grande es algo que hago con mucha frecuencia), comencé la lectura. A la mitad, la titulé. Y al final, sonreí; como se sonríe tras una historia triste con final feliz. ¿Feliz?

En cuanto terminé, le conté a mi chico la historia que Vicent contaba. En alto, y de mi boca, no sonaba tan bien, pero aún así, le gustó. Espero que, si os animáis a leerla, os guste a vosotros también: Para Serrat.

Foto: Mutante

jueves, 25 de febrero de 2010

Vergüenza


Parece que en estas últimas semanas, los políticos se han puesto de acuerdo para salir en más portadas de las que ya ocupan habitualmente. ¿Será para amenizarnos este duro invierno o una técnica para desviar nuestra atención hacia sus desvergüenzas?

Hace poco menos de un mes, pudimos oír el desliz a micrófono abierto de Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid. 'Hijo puta', decía. ¿A quién? A un consejero de Caja Madrid, señores, no pongan el dedo en la llaga (o en el llagardón, ¡ah no, que es Gallardón!). Más cuidadoso fue con sus palabras el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, en la entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo en CNN+. Pero, ¿de verdad en su discurso del Entierro de la Sardina no había dobles intenciones y hablaba directamente de la Cuaresma y de la crisis? Cada uno que saque sus propias conclusiones.

Mientras, Aznar debía de estar preparando su sonferencia sobre la crisis. Sí, esa que dio en la Universidad de Oviedo y en la que no tuvo por menos que sacar el dedito a aquellos estudiantes que le voceaban a la salida de la charla.

Y llegó la última semana de febrero, en la que España vive sumida en una lluvia incesante. Pero tranquilos, que para que no se aburran los españolitos de a pie que no pueden salir de casa con estos charcos y estos vientos, el boletín oficial de las Cortes Valencianas hace públicos los bienes de quienes en ellas trabajan (¿trabajan?). Y es que, mal de muchos consuelo de tontos. ¡Qué bien poder indentificarse con el presidente de una Comunidad Autónoma!, en cuanto a bienes económicos se refiere. Y es que pobrecito Camps, ¡cómo no le van a regalar trajes caros y a medida para sus quehaceres de político si en su cuenta personal cuenta con 905 euros y en la que tiene con su mujer 1.389! Además, su coche ya tiene quince años, ¿a nadie le sobra uno más nuevo para regalárselo? Por cierto, que nada de Audi ni BMW, que es un Saab.

Pero claro, quizá muchos no se conformen con identificarse con un presidente de una Comunidad Autónoma con esos ahorros. ¡No se preocupen! Ahora podrán presentarse a Eurovisión, montar el pollo en directo, en prime time y conseguir un contrato de exclusividad con una televisión privada y ganar unos 30.000 o 40.000 euros por una entrevista.

¡Vegüenza!

Foto: Diagnósito: friki

lunes, 8 de febrero de 2010

Enfado

El otro día, en las últimas noticias de mi cuenta de Facebook apareció, porque tres amigas se habían unido a él, un grupo que se llama A que conseguimos 4 millones de personas pidiendo la dimisión de Zapatero. Hasta ahí, todo normal. Los usuarios de Facebook vemos todos los días miles de grupos a los que podemos unirnos: grupos con tintes políticos, grupos que podríamos llamar costumbristas, grupos absurdos, graciosos, de mal gusto o de señoras que hacen y/o les pasa de todo (podríamos hacer no sé cuántas mil clasificaciones más).

La cifra de 4 millones que aparecía en el título del grupo al que se habían unido tres de mis facebook-amigas llamó mi atención, así que pinché en el enlace para ver cuánta gente pertenecía a este colectivo virtal y cuántos miembros faltaban para llegar a los 4 millones. ¡Simple curiosidad!

Entro en el grupo y me fijo en la cifra, doscientos mil y pico. Todavía les queda, pienso, sin ir más allá que en el análisis de los números. Pero cuando voy a volver a mi página de inicio, algo me frena. Debajo del total de usuarios adheridos a un grupo aparecen algunas de las personas que son miembro, si alguno de tus amigos pertenece a él, aparecerá ahí como ejemplo (supongo que es para animarte a unirte). Me indigno. ¡Intolerante!, estaréis pensando muchos, pero creo que mi enfado es razonable. Entre los afines a este grupo aparece una asociación cultural de la que soy socia. Y esto no me gustó (no me gusta). Estoy prácticamente convencida que la persona que está detrás del perfil de esta asociación cultural se unió a A que conseguimos 4 millones de personas pidiendo la dimisión de Zapatero sin pararse a pensar que está representando a una persona jurídica formada por muchos socios y con un objetivo, que como su nombre indica, es el cultural. Seguramente se unió como una persona (física) en contra de otra persona (política), ¡sin más! Pero es que sí hay más, o al menos eso creo yo.

Para mí, una asociación cultural (sin ideología política) no debería columpiarse ni hacia un lado ni hacia otro; se debe a su cometido, el cultural, y a sus socios, siempre en ese ámbito, el cutural. De ahí mi enfado.

Agradezco a las personas que están detrás de perfiles comunes y que gestionan de forma voluntaria y totalmente desinteresada estas cuentas de usuario en beneficio de toda la comunidad que conforman. Pero del mismo modo que agradezco esto, pido un poco de responsabilidad. Si quieres unirte a ciertos grupos, hazte una cuenta de Facebook personal, no lo hagas desde la que englobas a más gente tras un nombre con ciertos objetivos (¡culturales!), ya que cualquier movimiento que hagas puede incomodar , ¡y no es de extrañar!

martes, 2 de febrero de 2010

Calma rota. Ilusión

Hay días que prevés de lo más tranquilos y acaban siendo de lo más movidos, pero no por ello desagradables.

De repente, una llamada de teléfono interrumpe la calma de la rutina y tus músculuos, que parecían aletargados, se ponen en marcha sin rechistar, incluso agradecidos, como si hubieran estado esperando ese telefonazo. Sin tiempo para pensar, dejas todo lo que estabas haciendo y te diriges a responder en persona a quien te ha llamado.

La calma se ha roto, peo no ha pasado nada malo, simplemente, ¡cambio de planes! Tus músculos van más rápido que tu cerebro y, cuando quieres darte cuenta, te han llevado hasta el destino marcado.

Después de las presentaciones, quien te ha llamado te cuenta, te explica, te responde, te vende e, incluso, te hipnotiza. Pero cuando termina, a ti, no te queda otra opción que mirar hacia otro lado.

Como estás allí, y la calma ya se ha roto, decides aprovechar el momento y el lugar para continuar la búsqueda que, casi, inesperadamente has empezado.

La mañana es fría, pero el sol acompaña. Tus músculos responden con rapidez y tu cerebro, ahora, parece que también. Disfrutas de tu rastro, ¡todo es nuevo! Callejeas, apuntas, llamas, husmeas.

Sabes que posiblemente hoy no encuentres lo que buscas. Sabes que la calma ya está rota, y aunque algo de intranquilidad te nubla la vista, sabes que tu ilusión podrá con ella.

**Dedicado a Irene y Blanca, por ese paseo atípico por el centro de Madrid

miércoles, 6 de enero de 2010

¡No tiene precio!

- Cabalgata de Reyes por las calles del pueblo: 0 €
- Cañas con las amigas: 3 €
- Regalo del amigo invisible: 20 €
- Regalos recibidos, y acertados: 0 €
- Cena con marisco congelado, vino, sidra y roscón; con amigas y en casa de una amiga: 6 €
- Copichuelas de vino con limón: 10 €
- Vuelta a casa: 0 €
- Levantarte por la mañana y que tu churri te dé los buenos días desde el otro lado del mundo, tras casi una semana sin tener noticias suyas, ¡no tiene precio!