lunes, 29 de junio de 2009

La señora Amalia


La señora Amalia suele pasar por delante de la oficina a las once y media. Está de vuelta sobre las dos.

Con su andar lento, y de pasos cortos, la señora Amalia recorre la calle con su bolsa de plástico blanca y negra. En el trayecto, se detiene varias veces a tomar aliento.

La señora Amalia camina con la cabeza gacha, atenta a sus pasos. No duda en levantar la mirada cuando se cruza con algún conocido. Se para, sonríe y saluda.

Con su tobillos hinchados y sus medias tupidas, la señora Amalia pasa todas las mañanas por delante de la oficina. A veces se para, levanta la cabeza, mira el ventanal y continúa su camino.

Yo, un día, la saludé. Y ella, alzó la mirada, sonrío, y me devolvió el saludo.

Desde la semana pasada, la señora Amalia ya no pasa por delante de la oficina a las once y media. Ni tampoco está de vuelta sobre las dos. Yo creo, que la señora Amalia está de veraneo en su casa del pueblo; disfrutando de sus vecinos, hijos y nietos. Y que, cuando los días se acorten y el sol caliente menos, volverá a recorrer la calle con su caminar lento. Yo, me quedaré al otro lado del ventanal, esperando a que llegue el otoño y, con él, la señora Amalia.

En realidad, yo no sé cuál es el nombre de la señora Amalia.

Foto: blog Maravillas

miércoles, 24 de junio de 2009

'Ir a la Noche de San Juan'



Tendría unos doce o trece años cuando mis padres me dejaron ir, por primera vez, A La Noche de San Juan.

En el pueblo en donde vivía, La Noche de San Juan se celebraba (creo, y espero, que se siga haciendo) en unas arboledas a las a fueras. En las arboledas de al lado de El Río, entre el Molino Paco y el Molino Primi. Era un día especial. Los amigos comprábamos grandes cantidades de comida y de bebida esa misma tarde, 23 de junio. El menú se basaba en decenas de bolsas de patatas, de mil variedades distintas; algo para asar en la hoguera, preferiblemente chorizo; las primeras botellas de bebida destilada, con sus respectivos hielos y refrescos e, indispensable, el chocolate para desayunar.

Ir A La Noche de San Juan...

Cuando se acercaba junio y en el colegio ya olía a vacaciones, la Noche de San Juan estaba en la boca, en la cabeza y en el gusanillo del estómago de todos. Como suele pasar, los chicos del grupo ya eran expertos en tal menester. Aunque sólo hubieran ido el año de antes. Que si haremos la hoguera no sé donde, entre los caminos no sé cuales; sí, ahí, al lado de donde suele hacer la hoguera no sé quién, que siempre llevan no sé qué; pero no en la arboleda, sino al otro lado del camino, pero sí, cerca de El Río.

La tarde del 23 de junio de la primera Noche de San Juan era especial. Ya eras mayor.

Foto: zonalibre.org